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martes, 12 de octubre de 2021

LAS "MORUCHAS", ¿Ha llegado su ocaso?

 Si en 1960, partiendo de la ciudad de Salamanca, en cualquiera de sus carreteras que se adentran en el interior de la provincia, podíamos ver como la raza bovina por excelencia y prácticamente única era la "Morucha" (a excepción de las vacas bravas, de casta). Las "moruchas" servían para el duro trabajo en el campo, así como se aprovechaba su carne para el consumo humano.

Si el viaje indicado con anterioridad, lo hiciéramos 1987, por ejemplo, podríamos ver como las "moruchas" seguían existiendo, pero se hacía notar la presencia de razas exóticas en la provincia, como era la francesa "charolesa", sobre todo, el figura de los toros-sementales cruzándolos con la raza salmantina. Eran tiempos en donde España, pertenecía a la hoy denominada Unión Europea, y por consiguiente, al mercado común. Había que competir en un mercado competitivo, en donde "las moruchas" no podían competir con "la carne" de la raza por antonomasia en aquellos años, "la charolesa".

Si hoy en día, a fecha actual, de nuevo el viaje, podíamos ver como la raza morucha se encuentra en minoría bovina, en relación a otras razas como son la charolesa, limousina y los diferentes cruces entre ellas y con la morucha, ¿estamos ante el ocaso de la raza charra?.

Es un hecho que la raza morucha tiene una rusticidad sin parangón a los efectos de adaptación al terreno, mantención o en las bajas por parto, pero sus "hechuras" no pueden competir con las del charolés, limousín o la reciente raza introducida Aberdeen-Angus. Por tanto en cantidad no cabe competencia, pero ¿y en calidad?, no se si los diversos estamentos, tanto públicos como privados han sabido explotar dicha característica.

La forma que la raza no desaparezca es que la misma cuente con peso en el mercado, que la misma goce de distinción por su alta calidad en detrimento de las otras razas más cárnicas, hay que partir de una calidad superior. Porque de lo contrario la permanencia de la raza se sustentará como ejemplar de museo, a base de subvenciones, y ese no es su mejor final.

Un ejemplo lo podemos tener con el cerdo ibérico, con un rendimiento muchísimo menor que otras razas de porcino, pero dada su alta calidad, su valor en el mercado es muy superior.

Es hora de dar un golpe en la mesa, en un tiempo en el que prima la calidad sobre la cantidad, es hora que "las moruchas" recuperen su peso en el campo y en el mercado, la apuesta tiene que ser decidida, hay que poner en valor lo autóctono, pues en ello está la esencia.

domingo, 1 de noviembre de 2020

PELIGRO, LA RAZA MORUCHA EN EXTINCIÓN

 En 1949, 1959 o 1968 casi nadie de las comarcas del campo de Vitigudino, Ledesma o incluso el Campo Charro, había oído hablar de la las vacas de aptitud cárnica, el rendimiento en la canal, y las mejoras en la genética para producir más y más kilos en cada animal. Nadie se imaginaba que esa raza que sería para todo, para arar o tirar de un carro, para una capea en la fiesta de un pueblo o para hacerla filetes, 50 o 60 años después, estaría en peligro de extinción (bueno tanto la morucha como demás razas autóctonas, Sayaguesa, Avileña, Blanca Cacereña o la Retinta). A partir de los años 70, y fundamentalmente con la entrada de España en la Unión Europea, la raza por excelencia charra comenzó su claro declive, eso que llaman "la globalización" tiene la culpa sin duda. Empezaron a llegar a las dehesas salmantinas las razas de "aptitud cárnica", en primer lugar la Charolesa y ya con más posterioridad, la Limousina. La forma de utilización de dichas razas, en un primer momento fue como sementales a lotes de vacas moruchas, dicho cruce, conocido hoy en día como "F1", con la evolución de los años, ya no es que no haya sementales moruchos, sino que se ha eliminado esas vacas moruchas como "madres".

Las causas de desaparición de la raza morucha, las podemos enumerar en las siguientes a groso modo:

- El manejo. Su carácter, son bastante ariscas, no es fácil en la mayoría de los casos manejarlas en tareas diarias de apartados o saneamientos.

- La producción de carne. No hay parangón, en su productividad y rendimiento en las canales, en comparación con las razas francesas antes enunciadas.

De igual modo, sus principales ventajas las podemos encontrar en las siguientes:

- Su coste de alimentación es menor, consumen menos importe de alimentos, debido a su estructura.

- Su parición, difícilmente una morucha puede tener un problema de parto.

- Su cubrición.


Una vez situadas las ventajas y desventajas de la raza, el aspecto económico podemos ver una desventaja clara en relación a las otras razas productoras de carne, Charolesa, Limousina o Blonde de Aquitania. 

Está claro, que es imposible, que la raza morucha pueda llegar a la producción de carne por animal, que otras razas, habría que trabajar en otro sentido fundamental, el de la CALIDAD. Creo que no se ha hecho lo suficiente en este sentido. Como ejemplo podemos citar el cerdo Ibérico y el cerdo Blanco. El primero con menos rendimiento cárnico y con importes niveles de grasa respecto del segundo, pero hoy por hoy en el mercado podemos ver el precio de uno y de otro, muy superior el Ibérico, se ha trabajado con la calidad del producto. Por tanto, habría que hacer ver la importante calidad de la carne de Raza Morucha en decremento de las otras razas, con ello podría igualar el precio de mercado de una carne y otra.

Desde las administraciones públicas, fundamentalmente la Diputación de Salamanca, se potencia la raza, y se dan subvenciones a los pocos "morucheros" que quedan, pero esta cultura de la subvención no lleva a ninguna parte, "pan para hoy, hambre para mañana".

Solo dejo abiertas unas preguntas en el aire:

¿estamos ante el fin de una raza histórica de todos los salamantinos?

¿es la evolución normal de la "vida", que desaparezcan una realidad en "beneficio" de otra?

¿se puede cambiar el rumbo de la raza morucha, haciéndola competitiva?


lunes, 11 de enero de 2016

Razas autóctonas Españolas. Morucha

Raza propia de la provincia salmantina, aunque también se extiende a otras provincias limítrofes como Zamora y Cáceres. Sus características principales son su rusticidad y su adaptación perfecta al duró clima meseteño. Como inconvenientes tiene su difícil manejo y su menor productividad en el rendimiento cárnico frente a otras industriales como la charolesa o limosna.
La tendencia de dicha raza es a la disminución de la misma, aunque todavía son varias las ganaderías que se pueden contemplar en los paisajes  adesados.

martes, 1 de septiembre de 2015

UNA MORUCHA ENTRE DOS ESCOBAS

Cuando empieza a soplar en marzo ese viento que lo mueve todo, que da lugar al refrán "marzo vientoso y abril lluvioso sacan a mayo florido y hermoso", al sur del Reino, en la comarca del Campo Charro, una mañana de niebla toma la vida una "moruchita". Su madre ha pasado toda la noche buscando el aposento donde llevarla a la vida, se decidió al fin por el lugar más fosco y sinuoso entre ramos y monte bajo al abrigo de dos encinas centenarias. Los primeros minutos de vida de esta becerrita, son duros, frío de una mañana de marzo que todavía no olvida el invierno junto con su instinto de ponerse de pie, pero tras dos intentos en vano consigue ponerse sobre sus cuatro extremidades  y su boca se dirige a mamar los primeros calostros de su vida. El vaquero no tarda en verla, quizás sea su instinto, quizás su experiencia haga que en un tiempo reducido encuentre a la recien nacida y su madre protectora, "la Sandonguera" marcada a fuego con el número 24 en su costillar. El recibimiento no fue de lo más cordial, "Sandonguera", primero intenta despistar a Tomás, realizando movimientos en zig zag, corriendo hacia lugar distinto a donde se encuentra su retoño, pero Tomás imita el mugido de de una moruchita de pocos días y "Sandonguera" acude junto a su hija para darle protección. La vaca está muy nerviosa, da vueltas alrededor de su cría, Tomás no desiste en su voluntad de conocer el sexo del nuevo miembro de la ganadería, pero resulta complicado zafarse de los movimientos y envestidas de "Sandonguera". En un instante en el que la vaca se despista al oír un ruido extraño, Tomás levanta el rabo de la cría y consigue ver que se trata de una hembra. La sonrisa del vaquero se hace grande, una de las mejores vacas de la ganadería, procede de la ralea de mayores resultados, ha traido una hembra, por tanto será una nueva madre. Tomás sube de nuevo a su caballo que dejó atado a un carrasco, apunta en su libreta de media cuartilla: "...Sandonguera, 5 de marzo de 2005 hembra..."., y cabalga al paso dirección a la casa, saca un ducados lo lleva a su boca y lo enciende con un fosforo, toma una larga calada mientras piensa que quizás mereció la pena dejar su trabajo como albañil en la capital, por sentir el milagro de la vida en la soledad del campo.