lunes, 19 de junio de 2017

AQUEL JOVEN...AQUEL FUTURO ABUELO

Empezaba el verano de 1936 en un pueblo de la Castilla  o quizás mejor dicho del antiguo Reino de León en su zona sur. Un pueblo más de tantos en una provincia agrícola y más ganadera de la zona interior española, donde las noticias políticas o incluso económicas ocupaban poco en aquellos años duros de trabajo en el campo. Se estaban guadañando los prados con la guadaña que te hacía mover todo el cuerpo al unísono, cuando su padre le mandó ir en la bicicleta al pueblo cercano a cumplir con un cometido. F.S. se negaba a ir había oído que en la cuneta de la carretera que le conducía al pueblo había un cadáver. A sus 19 años no había visto ningún difunto de cuerpo presente, tomó la decisión de ir al pueblo vecino dando un un pequeño rodeo para evitar tal agrio momento. Quien le iba a decir lo que le ocurriría poco después...
F.S. acudió como cada mediodía de verano a buscar la cesta de la comida a casa para llevársela a los segadores a las tierras, antes de salir de casa con comida oyó por la radio que había habido un levantamiento de las tropas en Canarias y en las plazas de Ceuta y Melilla. ¿Que demonios ocurre?, pensó para sus adentros..¿que es eso?.. al día siguiente todo el mundo hablaba por el pueblo del estallido de la guerra civil..que si rojos...que si nacionales...F.S. seguía con sus quehaceres..hasta que una maldita carta llegó. El membrete de la misma ponía JUNTA NACIONAL, F.S. no lo habría podido imaginar ni en sus peores pesadillas se le llamaba para su alistamiento en las tropas del bando nacional, debía presentarte al día siguiente en el acuartelamiento principal de Salamanca.
Fueron tres años duros de tiros y muertes, de sed y hambre, de piojos y hostigamiento, tres años de conocer España, de conocer el país en la modalidad que nunca quiso haber conocido.
Hoy verano de 1996, sesenta años después del comienzo de aquella fatídica contienda, estoy con él F.S. mi abuelo mirando a las tierras, como la cosechadora es capaz de segar en unas horas lo que hace unas cuantas décadas tardaban días enteros en segar una cuadrilla sin más armas que sus hoces, mientras mi abuelo me dice: "no quería ver un muerto...y vi miles..."


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