A principio de los años noventa se empezó en las explotaciones ganaderas eso que llamaban "el saneamiento", prueba en sangre y en piel a los bovinos (vacas y toros), a los efectos de comprobar si mantenían las enfermedades de brucelosis y tuberculosis.
Han pasado treinta años, y las enfermedades lejos de erradicarse siguen en máximo apogeo, ante todo la tuberculosis.
La enfermedad de la brucelosis, se verifica la misma con una prueba en sangre en el laboratorio, por consiguiente nada de objetar a la misma, puesto que es un hecho objetivo si el animal la padece o no. Circunstancia ésta que no ocurre en la prueba de tuberculosis, en donde no hay análisis que valga, sinó una simple prueba de reacción en piel. Dicha prueba de piel en un porcentaje alto es erróneo, y la administración no da la posibilidad de prueba de contraste (aunque esta sea costeada por el propio ganadero). Revisando la hemeroteca tenemos infinidad de reivindicación en ese sentido expuesto, como ejemplo reproduzco un artículo de la revista ANIMAL´S HEALTH:
El 64% de los animales sacrificados en Castilla y León da falsos positivos. Esta situación ha sido denunciada por la organización agraria Unión de Campesinos Castilla y León (UCCL) que reclama, en base a los datos que maneja, acciones para “flexibilizar” las campañas de saneamiento.
A este respecto, UCCL lamenta que las campañas de erradicación de la tuberculosis bovina sigan siendo “uno de los hándicap con los que deben enfrentarse a diario los ganaderos de España y por ende los de Castilla y León”.
En Castilla y León, en el año 2017, se realizaron un total de 2.834 sacrificios, pero solo 1.022 animales dieron positivos a la tuberculosis bovina, por lo que, según apuntan desde la organización agraria, en el 64% de los animales sacrificados “no pudo demostrarse que padecían la tuberculosis bovina”. Es decir, “fueron falsos positivos a la prueba de la tuberculina en piel”.
Según UCCL, esta información demuestra “que las técnicas empleadas durante los programas de erradicación de tuberculosis bovina no son del todo adecuadas”, y les lleva a exigir la unificación de las campañas de saneamiento ganadero a nivel nacional y proponer la modificación de dichas campañas, para que el titular de la explotación no “se convierta en el pagano de la administración”.
Por ello, la organización reclama la flexibilización de movimientos en las explotaciones con ganado “reaccionante” a la tuberculina, que permita los movimientos de terneros de explotaciones positivas a cebaderos y cuyo único destino sea el matadero, y de movimientos dentro de la propia explotación, para evitar dañar económicamente a las granjas.
Además, UCCL exige que se incorpore un protocolo que incluya una prueba de contraste, a petición, para reforzar las garantías para el ganadero en los programas sanitarios y la eliminación de la obligatoriedad de la prueba de detección gamma-interferón al no ser una prueba obligatoria a nivel comunitario.
También reclaman actualizar los baremos de indemnización de las explotaciones ganaderas y un mayor control sobre los reservorios de fauna salvaje, que “es una de las causas principales de infección, de no ser así, se seguirán matando vacas sin controlar el foco del contagio”.
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