martes, 3 de noviembre de 2015
DE SANEAMIENTO
Serían las ocho de la mañana cuando el sol empezaba a salir en la mañana otoñal, cuando le ponía la silla de montar al caballo preferido, hacia ya meses desde verano que no montaba sobre sus lomos. Al montar noté como los años hacen mella, no monto con la misma ligereza. Primero al paso, moviendo el mosquero de lado a lado a ritmo para después un galope corto y así acortar el tiempo de llegada a la portera del cercado donde se encuentran las vacas, toros y becerros a los que ha tocado la prueba "maldita". Abro la portera desde y con el caballo, éste sabe situarse, colocarse para abrir la puerta sin dificultad. Comienzo galopando por el lado derecho donde a encuentran parte de las vacas pastando, un simple voz y un silbido para hacerle notar mi presencia y ver el caballo para hacerlas caminar hacia la querencia, poco a poco comienzan a agruparse e ir hacia el cercado del embarcadero, la marcha se hace fácil a paso ligero. Entran todas en el cercado contiguo a los corrales, sonrío con cierta benevolencia, el trabajo casi está hecho. Queda conducir a todo el ganado hacia el prado anterior a los corrales, dos voces y un silbido, todos los animales comienzan a caminar hacia el lugar correcto, alguna novilla quiere escaparse del lugar, pero una simple carrera a galope corto hace reconducir a la vaca a la manada. Cuando todo parece que trascurre correctamente una becerra recién bedada dentro de la locura propia de su corta edad escapa, sale corrientes sin tino, la sigo cogiéndole la vuelta pero consigue zafarse, va hacia la portera cerrada no para, se da la vuelta sigue corriendo, yo me paro tirando fuerte de las riendas, veo como para la becerra no existe alambrado, lo atraviesa de un salto y emprende la huida. La persigo a distancia, dándole espacio y tiempo para que se relaje pero siempre cogiéndole la vuelta, poco a poco. Me ve, marcha en sentido contrario, me acercó más a ella, con un par de galopes cortos y cierta destreza del caballo y mía consigo enmendar su marcha. Poco a poco va en la dirección correcta, yo siempre a distancia, con temple, con constancia, la bedona atraviesa la primera portera y va corriendo hacia el prado donde están las demás vacas y sin que nadie le abra la puerta la salta con ímpetu. Ahora si, digo para mis adentros, trabajo hecho, desmontó del caballo y dándole una palmada en el cuello le digo: " eres un fenómeno".
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