Eran las cinco de la tarde pasadas de aquel día del mes de octubre, por esa carretera que se toma a la derecha pasada Montamarta y nos lleva a casi Sanabria. El sol comenzaba a descender y daba de lleno en el cristal, estaba atravesando las tierras de Tábara, tierras desiertas de gente pero bellas, quizás por su escasa población o por caprichos del destino, olía campo cuando baje el cristal una vez pasado Pozuelo de Tábara, ese olor otoñal mezclado con agua de lluvia, una sensación difícil de describir, cuando tuve que dar un frenazo, algo estaba delante de mi coche sin saber que era, un Jabalí, bueno más bien una Jabalina con sus tres crías, cruzando con parsimonia, como si no supiera que la civilización había llegado al oeste zamorano, o como sino quisieran enterarse. Me libré por poco de ese golpe maldito de posibles nefastas consecuencias, poco a poco emprendí de nuevo la marcha, Tábara la atravesé a la vez que se cruzaba conmigo un bus de DAINCO que realiza la ruta Ferrol-Algeciras. Tábara, la capital de la comarca, donde los de Ferreras de Abajo o cualquier otro pueblo van a comprar el día de feria después de tomar dos vinos en el bar. A pesar que el coche tiene un gran depósito de combustible tuve que hacer uso de la gasolinera de Otero de Bodas, gasolinera atendida por mujeres solo mujeres, de tres generaciones distintas, mujeres naturales, antónimas de esas "mujeres florero" del barrio Salamanca, de esa gente que con dos palabras y un gesto sirve para entender lo que otros necesitarían dos párrafos. Al ir a pagar a la tienda-bar de la gasolinera me percaté que era el centro social del pueblo, estaba lleno de lugareños donde discutían si en el hospital de Zamora, el Virgen de la Concha, fue construído en los años 70 o 60, mientras otros hablaban de la proeza de Juan el de los "mochuelos" que había matado el día anterior tres Jabalís y dos zorras en Villaciervos...
Retome la marcha, antes de despedirme de la carretera me esperaban dos puentes de la antigua usanza, sobre el embalse, donde hay que dejar paso según la preferencia. Sobre el embalse se reflejaba el sol en su ocaso, y casi sin querer me incorporé a la autovía de las Rias Baixas camino de Galicia.